El Salario Emocional
En los tiempos que vivimos ¿sentimos que se nos está pagando de manera adecuada por el trabajo que realizamos? ¿solo valoramos el sueldo que percibimos a final de mes? o ¿necesitamos otros incentivos “no monetarios” que nos ayuden a funcionar en nuestros respectivos trabajos?
La percepción individual de la retribución que obtenemos por nuestro trabajo
depende de muchos factores, de las expectativas, de las necesidades, de la personalidad de cada uno e irá cambiando a lo largo de la vida, dependiendo del momento, de las circunstancias, de la edad etc.
Las empresas, y ahora más que nunca, en tiempos de crisis, enfocan sus energías en aspectos que realmente marcan de diferencia, entre estos está la estrategia del salario emocional.
¿En que consiste el salario emocional?
Son todas aquellas iniciativas y oportunidades que las empresas ofrecen a sus plantillas, que hacen que la gente trabaje contenta, se sienta inspirada, escuchada, considerada y les permita crecer, desarrollarse, y comprometerse. Sin tener en cuenta el sueldo monetario, obviamente.
Este salario emocional, trata de satisfacer la faceta personal, profesional y familiar del trabajador. Los aspectos más comunes que se intentan aportar mediante esta estrategia son:
– Flexibilidad horaria, permitiendo una mejor conciliación laboral y personal. También el Teletrabajo, elemento muy bien considerado sobre todo por las nuevas generaciones.
– Formación, que permita desarrollarse en el puesto de trabajo, así también como otras que tengan más que ver con el desarrollo personal.
– Espacios de distracción, salas de descanso, gimnasios, salas de meditación o simplemente salas que permitan desconectar de la tarea diaria.
– Días libres, por cumpleaños o momentos especiales.
– Reconocimiento de objetivos, ya que las felicitaciones por parte de superiores aportan satisfacción por la valoración y el logro conseguido.
– Promoción, que permita al trabajador no estancarse y poder desarrollar una carrera profesional.
– Beneficios sociales, como comedor, guardería, mutuas médicas, etc.…
Obviamente, los departamentos de recursos humanos de las empresas, deben realizar estudios previos del personal, para valorar cuales son los factores que pueden motivar a la plantilla, dependiendo de las características de esta, para poder diseñar un salario emocional coherente que se adecue al personal.
En el día a día, se observa que, en el momento de valorar un cambio de trabajo, naturalmente se tiene en cuenta la remuneración económica, pero cada vez se valora más el salario emocional, que es percibido como un valor añadido y que repercute en el clima laboral y en el bienestar del trabajador.
Pero, ¿que beneficios aporta a las empresas este “plus” en las retribuciones que aporta? Diferentes estudios, señalan que todos estos factores aumentan la productividad, disminuyen el absentismo, reducen estrés y la rotación de personal.
En definitiva, incrementa el grado de motivación del trabajador hacia su empleo, al satisfacer ese aspecto emocional del trabajo, que está tomando importancia en nuestros días.
Dependerá de cada empresa en particular decidir cúanto invierte en este salario emocional y de cada uno de nosotros, valorar que aporta en nuestras vidas, tener nuestro saldo emocional en un “buen estado” o en “números rojos”.
Dra. Sònia Carujo para SuperVida – BRAIN