Natación como terapia
Seguramente te hayan recomendado practicar natación alguna vez para solventar algunos problemas como dolor de hombro, escoliosis, rehabilitación tras alguna cirugía de rodilla, en la adolescencia, etc. La natación terapéutica se puso muy de moda hace unos años y se recomendaba para prácticamente todo. ¿Pero que de cierto hay en todo esto? Hoy vamos a ver que la natación puede ser muy beneficiosa en algunos casos, pero desde luego no es el deporte estrella según que patología y debemos saber cuándo aplicarla y cuando puede ser error su práctica. Desmentiremos algunos mitos, veremos sus beneficios y sus cualidades pero también sus puntos negativos.
La práctica deportiva en el medio acuático es un ejercicio sin cargas y sin impacto, esto puede ser un punto a favor en algunos casos cómo rehabilitaciones, hernias etc; pero no es positivo si nuestro objetivo es mejorar nuestra densidad ósea. De aquí podemos extraer que la natación no será el mejor deporte en etapas de desarrollo óseo o en casos de osteoporosis. Por lo tanto la natación no será efectiva para construir unos huesos fuertes.
En el caso de una actitud cifótica o vulgarmente llamada “chepa”, puede que tampoco sea lo más efectivo. Durante la natación se potencia mucho el pectoral y el dorsal ancho, y estos dos músculos son rotadores internos del hombro. ¿Qué quiero decir con esto? Si potenciamos estos músculos y aumentamos su tono lo más probable es que favorezcamos aún más una posición adelantada de los hombros y con ello la aparición de patologías de esta articulación.
En el caso de la escoliosis, el uso de la natación puede ser un tanto ambiguo. Me explico, se recomienda la natación para corregir esa curvatura anómala en la espalda y este deporte sin duda es efectivo. Sin embargo, para que funcione, hay que analizar cada caso individualmente ya que hay determinados gestos que son repetitivos en este deporte y si están mal hechos o simplemente no nos ayudan pueden llegar a aumentar nuestro problema. Un ejemplo es la acción de respirar en crol. Si siempre respiramos hacia el mismo lado y siempre realizamos una rotación de cuello y tronco hacia el mismo lado podemos incluso ayudar a incrementar esa escoliosis, quizá lo más apropiado sea respirar por el otro lado o no nadar a este estilo.
Por otra parte, la natación requiere un gesto técnico muy complicado y difícil de aprender. Cómo en cualquier otro deporte realizar mal un gesto técnico conlleva una reducción de la eficiencia y aumento del riesgo de lesión.
En el caso de enfermedades respiratorias como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) la natación ha demostrado ser muy beneficiosa. Las condiciones climáticas de humedad y temperatura que encontramos en las piscinas climatizadas pueden aportar grandes beneficios en el caso de estas enfermedades. Esta es la razón por la cual muchos de los grandes nadadores del panorama actual son asmáticos.
Con este artículo no queremos dar a pensar que la natación es mala, ni mucho menos, pensamos que es un ejercicio con muchos beneficios. Simplemente queremos dar una opinión crítica y demostrar que no existe ningún remedio universal; y que lo que a alguien puede funcionarle a las mil maravillas puede que a otro no. Por lo tanto, apostemos por una natación individualizada a cada caso y a cada patología, y siempre bajo la supervisión de un profesional. Así conseguiremos una actividad útil y saludable.
Daniel Soler para SuperVida – TRAINING