¿Podemos perder grasa de manera localizada?
Es muy común centrar nuestros esfuerzos en eliminar la grasa que tenemos concentrada en una determinada zona de nuestro cuerpo. En el caso de las mujeres esta zona suele ser las “cartucheras”, glúteos o zona interna del muslo; en los hombres suele ser en el abdomen.
Generalmente, pensamos que ejercitando la musculatura de esta zona lograremos eliminar la grasa que tenemos ahí, es por eso que intentamos hacer un sinfín de series y repeticiones para alcanzar nuestro objetivo. Te adelantamos que esto es un error y no es posible perder grasa de manera localizada. Tampoco lo vamos a conseguir con cremas, determinados alimentos o infusiones, o el último invento de teletienda. Hoy vamos a ver porqué.
En nuestro cuerpo tenemos distintos tipos de almacenes de energía (glucógeno hepático, glucógeno muscular, tejido adiposo…). Estos almacenes son necesarios para disponer de un determinado tipo de energía u otro en función de la demanda del ejercicio o actividad. Por ejemplo, un ejercicio aeróbico demandará energía proveniente de los depósitos de grasa y el ejercicio anaeróbico del glucógeno (esta parte es bastante más compleja, pero tampoco nos interesa entrar mucho en detalles).
Cuando ingerimos más calorías de las necesarias las almacenaremos en estos depósitos, no importa del macronutriente que provengan (hidratos de carbono, proteínas y lípidos). Por eso, podemos aumentar nuestro porcentaje de grasa corporal aunque nuestra dieta no contenga un exceso de lípidos. Por ejemplo, sí ingerimos más hidratos de carbono de lo que nuestras reservas de glucógeno necesitan para llenarse “convertiremos” estos hidratos en tejido adiposo.
En el caso de los almacenes de grasa podemos hacer un símil con un vaso de agua. Nuestro cuerpo es el vaso y el agua el tejido adiposo. Cuando empezamos a introducir agua en el vaso, obviamente, siempre se va a empezar a llenar de abajo a arriba. Lo mismo ocurre con nuestro cuerpo. Y pensarás… ¿Cuál es el fondo de mi vaso? ¿Mis pies? La respuesta depende de tu género. En las mujeres se comenzarán a llenar los depósitos de grasa de la zona de la cadera, piernas y glúteo; en los hombres será el abdomen. Si seguimos introduciendo agua en el vaso acabaremos por llenarlo, en este caso corresponderá a otras zonas del cuerpo menos comunes cómo brazos, espalda o cara.
Ahora viene el punto negativo, ¿qué ocurre cuando vaciamos un vaso de agua? De igual manera ocurrirá en nuestro cuerpo, lo vaciaremos en el sentido inverso a como lo hemos llenado.
Te preguntarás, ¿por qué son estas zonas son tan receptivas a tener tejido adiposo? La respuesta es complicada pero podemos aclararla de la siguiente manera. Estas zonas del cuerpo poseen mayor cantidad de células adiposas que son las células encargadas de almacenar los lípidos y que en su conjunto forman el tejido adiposo. A esto se suma la acción de la enzima lipoproteinlipasa (LPL), esta enzima permite y regula la captación de los ácidos grasos por parte de las células adiposas. La LPL la podemos encontrar en muchas zonas de nuestro de cuerpo, pero es en las zonas más propensas a aumentar el tejido adiposo donde esta enzima se encuentra más activa y las células adiposas son más sensibles a ella.
Daniel Soler para SuperVida – TRAINING